
Estas fechas, son un tiempo bochornoso. ¿Quién no ha pensado mientras se toma la última copita de champán catalán, que el año que viene estará con casi total seguridad en el mismo sitio y a la misma hora, con la misma gente y casi con los mismos temas de conversación?
Es una época entrañable también para la televisión. Su Majestad El Rey con sus monólogos estatales, que son la puerta de entrada oficial de la Navidad, a pesar de que todos los años es igual, bueno parecen que le retocan un poco el guión pero ya está. La imagen del año pasado podría valer para este y casi nadie se daría cuenta.
Siguiendo en esa línea, nos sentamos frente al televisor y después del mensaje de Navidad del Rey comienza la avalancha de galas, a cuál más grabada, y donde te incitan a hacer zapping de una forma desmesurada pero finalmente acabas viendo (como todos los años) la gala de Rafael y sus Villancicos que con el tiempo este binomio será inseparable, como el de Mª Carmen y sus muñecos.
Pero en un año en el que nos quitan al Calvo de la Lotería de Navidad (sin avisar) y en el que nos cambian el emblema de los anuncios de Ferrero Rocher (Isabel Preysler por una tal Paloma Cuevas), no es de extrañar, para rematar las Navidades, que nos encontremos por los balcones de las casas de Osuna a los “papanoeles trepadores”.
Aquí en la ciudad de la antigua Iulia Genitiva somos tan noveleros que tenemos que sacar a la calle a nuestro Papa Noel, quién sabe si para que se ponga moreno y luego colocarlo el 6 de enero en el portal de Belén (a lo mejor pasa desapercibido por Basaltar y se calló, por eso del Balcón).
Pues nada amigos, Felices Fiestas a todos y divertirse como podáis. Siempre queda la opción de quemar petardos.