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viernes, 15 de diciembre de 2006

Creación Literaria de José María Contreras Espuny



La historia era de inauditos desazones
y de muertes, unas a largo plazo
y otras por compromiso.
Historia de neorrománticos
decepcionados con su propia sombra
siempre tan negra y alargada.
Historia sobre lo que estuvo por venir
y del porvenir ignorado
(siempre tan negro y alargado).
Añoraban hechos que no vivieron
(tal vez el resto lo olvidaron).
Ninguno de ellos era Prometeo,
sólo un espejo
con el delicioso defecto
de no ser cualquier otro.
Emborronaban las pizarras
y se emborrachaban de tiempo
para aullar mejor a la madrugada
(siempre tan asombrosa y alargada)

La historia era sobre vagabundos
que de tanto amar
se ponían camisas
y se sujetaban el corazón con cuerdas.


(II)

¡Ah! Los irreverentes
nacidos de las olas
-¡Oh, Citerea!-
consiguieron aprender a vivir
en tutoriales por entrega.
-Otra vez: Citerea-
Se enchaquetaban cada atardecer
y a ti, concretamente a ti,
te querían tal y como eras.
-¡Oh, Venus; oh, Córdoba; oh, Citerea!-
Se ataviaban con largas gabardinas
para que no les mordieran las sienes
las liendres de melancolía.
Se encendían largos cigarros
(largas gabardinas)
con las hogueras de los últimos ladridos
y, aún así, morían de amor por la vida.
Sin dejar de vigilar sus cordones
infinitamente desabrochados,
dejaban una nota a la cordura
y retomaban su peregrinaje
de huida.
-¡Oh, noche! ¡Oh, Citerea!-
Sus musas eran suyas
sin dejar de ser de otro.
-¡Oh, Carolina:
de mis nocturnidades
y mía!-