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jueves, 1 de marzo de 2007

¿Para cuándo?

El 28 de febrero de 2006 tuvo para los ursaonenses un significado especial diferente al no laborable por el día de nuestra comunidad andaluza.

El templo de Santo Domingo, antaño convento dominico, había cerrado sus puertas al culto antes de la Navidad de 2005 debido al estado precario en que se encontraban, y se siguen encontrando, sus tejados y muros. Desde entonces permanecían en su interior, sin poder recibir las oraciones de los fieles, las sagradas imágenes titulares de las hermandades del Dulce Nombre, Jesús Caído y el Santo Entierro, además de otras imágenes de gran veneración como la Virgen de Belén y la Virgen del Rosario. El traslado de dichas hermandades hacia la iglesia de San Agustín se produjo, en consecuencia, el mencionado día 28 de febrero entre el silencio y la tristeza de los muchos vecinos que se congregaron en la placita del Bacalao, pero con la ilusión de que ese gran reto pronto se conseguiría, pues su espadaña bellamente restaurada infundía esa esperanza.

Un año, pues, esperando que aún comiencen las tan necesarias obras de consolidación y restauración. En este tiempo Santo Domingo ha seguido siendo testigo, aunque ahora como arrinconado y esperando, del discurrir de la vida de Osuna en el centro de mismo de su calle Carrera. Su gran antigüedad, su importancia para la historia de nuestro pueblo, las valiosas las obras de arte que guarda en su interior, han dejado paso a una dantesca imagen por las hierbas que crecen salvajemente entre las piedras de su cancel y una paloma muerta que cuelga de un cable en su fachada, otrora, el mejor marco, de incomparable belleza, para la dificultosa salida del palio de Nuestra Señora de los Dolores, perfumada con olor a azahar.
La Virgen del Rosario es acogida en el Convento del Espíritu Santo por las Hermanas de la Cruz, la Virgen de Belén se encuentra más cerca de su verdadera casa en el templo de San Carlos junto a otros cuadros y esculturas provenientes de Santo Domingo, y a las campanas de Santo Domingo las hemos vuelto a escuchar en las procesiones del Corpus y de San Arcadio, más que como un repique de alegría, como una llamada de auxilio y de atención a las necesidades que le urge.
Hemos asistido, en el año que ha trascurrido desde entonces, a grandes momentos como la reapertura de la antigua iglesia jesuita de la calle Compañía, la acertada salida del Corpus desde la Colegiata y también, desde allí mismo, de la Hermandad de Jesús Caído, regalándonos una añeja estampa de la bajada de su titular mariana por la calle Alpechín sin palio, sobre su media luna recuperada y sus primitivas manos entrelazadas sosteniendo el corazón traspasado de puñales.

En este primer año, ciertamente más de un año, y con la ilusión del adecentamiento que se lleva a cabo estos días de la iglesia de Santa Clara para que desde ella procesione la Hermandad del Santo Entierro, los ursaonenses debemos celebrar el día de Andalucía con el verdadero estatuto que es el mostrar interés, preocupación, actuación y apoyo por el pronto inicio de las obras que necesita esta joya histórica y artística de nuestro pueblo y gran hervidero, durante siglos y siglos futuros, de fe católica de nuestros ciudadanos.

Antonio Morón Carmona