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Multiopticas Rodríguez
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jueves, 2 de abril de 2009

El machismo

Desde que hace un tiempo se puso de moda la tan traída y llevada cuota, el concepto y término “machismo” ha evolucionado.

Antes, en la Empresa, en general, la asignación de los puestos de trabajo y las promociones se hacían en función de aptitudes, capacidades y también, usual entonces, por enchufismo, amiguismo o pertenencia a un determinado clan.
Independientemente del porcentaje que se aplicara a cada uno de los atributos anteriores, lo cierto es que, en general, no se tenía en cuenta el sexo y, por consiguiente, se asignaba el puesto o se aplicaba la promoción indistintamente a hombre o a mujer sin porcentaje preconcebido. Entonces no existían cuotas.

De igual modo, las entidades públicas se nutrían de funcionarios que ocupaban sus puestos en función de que hubieran superado o no las correspondientes oposiciones y su posición en ellas, independientemente del sexo. No existían cuotas.

Por otro lado,los partidos políticos establecían sus listas electorales y sus puestos de responsabilidad en función de criterios “políticos”, pero sin tener en cuenta el sexo. No existían cuotas.
Los Gobiernos de cualquier ámbito se formaban en consideración de cuestiones principalmente políticas. No existían cuotas.

En definitiva, los inútiles, incapaces y pelotas, por una parte, o los capacitados, preparados y aptos, por otra, no tenían un sexo concreto, ni estaban afectados por porcentajes.
Es cierto que nuestra Sociedad se educó bajo conceptos machistas, si bien eso no justifica el que por Decreto se pretenda paliar una situación injusta por años, por otra que, en mi opinión, también lo es.

Al final, es peor el remedio que la enfermedad y hemos salido de Guatemala para meternos en Guatepeor. Personalmente estoy en contra, frontalmente, de la cuota.
Los puestos de responsabilidad, tanto en la Empresa como en la Función Pública y Órganos de Gobierno de cualquier ámbito, deben ser ocupados única y exclusivamente en función de aptitudes y capacidades, en igualdad,y nunca atendiendo a razones de sexo, raza, religión, edad, origen, familia, etc.

Se está fomentando la mediocridad cuando se pretende ocupar algo por Decreto y que sólo lo debería ser por capacidad. Con respecto a este punto, debo decir que he oído a muy pocas mujeres protestar, rechazar o quejarse por esta “recomendación” que, a mi modo de ver, sigue siendo machista puesto que las continúa discriminando. Obliga a que les cedan puestos de responsabilidad por razón de su sexo y no por sus capacidades reales. Esto es también machismo.
Como consecuencia de esta moda y tendencia que domina últimamente nuestra Sociedad,nos encontramos hoy con ciertos personajes públicos, mujeres en este caso, resultantes de la cuota, ineptas, faltas de la preceptiva preparación y que, en algunos casos, escasamente hubieran ocupado algún puesto de trabajo que hubiera exigido capacidades. Cuando me refiero a este punto, lo enmarco en el amplio espectro y no lo circunscribo a ningún grupo concreto de la Sociedad, ya que… en todas partes cuecen habas.

Asimismo, estamos asistiendo diariamente a un cúmulo de despropósitos cuando,si se critica a una mujer que ocupa un puesto relevante, automáticamente el crítico es tachado de machista. En ningún momento se analiza pragmáticamente el contenido y el porqué de la crítica.

Es, por consiguiente, una dinámica diabólica. Se estigmatiza a quien critica a un cargo relevante si éste es una mujer, pero no si el criticado es un hombre. Permitidme que concluya que esto es también machismo. Se está discriminando, una vez más, a la mujer por razón de su sexo.
Yo no comparto la opinión de algunos de nuestros políticos que consideran estas medidas como feministas e incluso llegan ellos mismos a definirse como tales.
En mi opinión, es machismo puro y duro, aunque, eso sí, moderno y progresista.
Las mujeres deberían rechazar de plano estas acciones y luchar porque se las considere exclusivamente por sus capacidades, no por cuotas pero, eso sí, en completa igualdad de oportunidades y criterios, con los hombres. Todo lo que no sea ir en esta dirección seguirá siendo machismo.

La Sociedad, en general, y la ursaonense en particular, comenzando por la familia y la escuela, debería fomentar que hombres y mujeres somos iguales en todo, aunque seamos diferentes.
Nuestros políticos, por otra parte, deberían dedicarse a facilitar, fomentar y aplicar los medios necesarios para que la Sociedad sea cada día más justa, más libre y menos discriminatoria, eliminando las cuotas y optando por la opción de libre mercado. Los cargos, en cualquier ámbito, se han de cubrir por los más capacitados y los políticos deberían empezar por dar ejemplo.
Si esto fuera así y así se aplicara, otro gallo nos cantaría.


José López Guerrero

--El pespunte no se hace responsable de la opinión vertida por los lectores--