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jueves, 5 de abril de 2007

Editorial - Abril

En plena Semana Santa, El Pespunte sigue su andadura por esta empedrada y empolvada ciudad de Osuna pero con un horizonte muy prometedor. Ya hemos superado la barrera de las 10.000 visitas en 5 meses, recibiendo a diario más de 150 visitas en el último mes, algo que nos hace estar muy orgullosos de nuestro trabajo. Igualmente queremos agradecer la multitud de felicitaciones recibidas por muchos ursaonenses.

Un horizonte que desde los ojos de los que hacemos El Pespunte se ve muy claro, pero un poco lejano ya que no hay indicios de que la situación actual de nuestro pueblo vaya a cambiar a corto plazo.
Tenemos pinceladas de ciudad y ramalazos de pueblo. Osuna y su gente es a ratos un tanto atípica, en muchas ocasiones, y nos gusta la novedad por la novedad. Pero hay algo que no cambia nunca, y eso es nuestra vinculación con nuestra Semana Mayor que seguiremos siendo igual de rancio, en unos casos, e igual de incultos en otros.

Dicen que para los cofrades no hay una Semana Santa igual a otra, pero nos tememos que esta afirmación en Osuna se cumple sólo por parte de las iniciativas que proceden de las Hermandades y Cofradías de nuestro pueblo, que cada año enriquecen aún más si cabe la Semana Mayor; pero desde el lado de los ursaonenses de a pie parece que año tras año como borregos acudimos a la cita de las procesiones como un simple espectáculo no comprendiendo lo que hay detrás del mero folclore y tradición. Este año sin ir más lejos hemos podido comprobar la actitud de los ursaonenses durante la Estación de Penitencia de la Hdad. De la Vera-Cruz o de la Misericordia. En la primera de ellas, la gente se alarmaba por unas pequeñas gotas de agua y destrozaban el paso de la Cofradía por la Carrera Oficial a la altura del palco de autoridades abriendo las vallas y cortando su estación ante la pasividad de los vigilantes del entorno. O de la segunda, la Estación de Penitencia de la Misericordia donde unos incultos y malsonantes canis querían tener, por lo menos una vez al año, un poco de protagonismo en un pueblo merecedor de otro tipo de cultura, más respetuosa al menos.

Probablemente todas estas barbaridades que se vulgarizan en nuestra Semana Santa sean propiedad de un reducido y aislado grupo de personas que no comprenden en el lugar donde viven, ni valoran la cultura y la historia de una ciudad milenaria como Osuna. Quizá sean sólo unos cuantos quienes destrocen lo que tanto trabajo cuesta construir, pero ¿dónde está la inmensa mayoría?, ¿dónde están las personas que quieren hacer de Osuna un pueblo digno para la vida diaria?, ¿que no están de acuerdo con las barbaridades urbanísticas, de seguridad o de vida social que estamos viviendo en los últimos años? ¿DÓNDE?

Ursaonenses debemos despertarnos de una vez ya de este letargo que nos está matando poco a poco, que nos está hundiendo en la miseria cada vez más y que con las bocas calladas no se hace más que confirmar lo que tenemos en la actualidad en Osuna: Nada. Sólo lo que nos dejaron la Familia Téllez-Girón y, por supuesto, no todo es eso.
Y debemos dejar a un lado esta antigua afirmación: “El que calla otorga”. Que no seamos bocas cerradas, ni ursaonenses callados. Debemos manifestarnos sobre nuestro pueblo y todos tienen el derecho a hablar y ser escuchados. Esa es la democracia que nos prometieron algunos y que otros sólo utilizan para su interés particular o colectivo.

Desde El Pespunte lo único que perseguimos es conseguir una Osuna digna, informar y ser soporte de todas las ideas, expectativas, opiniones y puntos de vista que hagan de nuestro pueblo un sitio mejor para vivir y desarrollarnos.