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jueves, 8 de noviembre de 2007

Propuestas para un eje de desarrollo Écija-Osuna-Ronda (I)

Allá por los años 70, y como reflejo del apego a Osuna, su pueblo, Manuel Maysounave, un joven, brillante e inquieto abogado residente en Vitoria, presentó una propuesta, expuesta repetidamente tanto en Osuna como en Écija, consistente en la configuración de un eje de desarrollo entre estas dos ciudades.

Eran los años en que se estaba saliendo del estancamiento de la posguerra, se había proclamado el llamado Plan de Desarrollo y se iniciaban actividades industriales. El turismo, como actividad muy pujante, hacía despertar la costa. Maysounave sostenía que era de todo punto conveniente que el esfuerzo de promoción se efectuase más lejos de las grandes ciudades y en zonas ostensiblemente deprimidas, pero con posibilidades de conectar con los centros de grandes actividades.

Abogaba por una técnica de ejes en lugar de polos de desarrollo como una mayor posibilidad de proyección geográfica, criterio que ya mantenían los economistas europeos. De ahí su planteamiento de un eje de promoción de desarrollo económico-social de Écija-Osuna.

La cuestión llamó tanto la atención que en unos meses, tanto en una ciudad como en otra, despertó un gran interés, ya que se intuía que de algo novedoso en interesante se trataba.

Se celebraron varias reuniones en una ciudad y en otra, pero lo cierto es que aquella expectación se apagó pronto. En parte porque a una sociedad, la de aquella época, con una mentalidad básicamente agraria, le resultaba extraño una planteamiento de conexiones con empresas extranjeras y dimensiones multinacionales, y en una gran medida también porque Manuel Maysounave tenía poco tiempo para dedicarse a ello.

Todo quedó, pues, en una visión fugaz de un proyecto atractivo, sin que siquiera cuajara la idea de crear una asociación que trabajase en defensa del proyecto.

Se afirma frecuentemente, y así es, que una idea irrealizada queda en nada. Es más: puede ser contraproducente vincularla a una empresa de resultados no satisfactorios y pensarse que la idea es, en sí misma, negativa. Sin embargo, cuando tal idea es tan interesante como esta, puede que se agigante con el paso del tiempo.

Eduardo Díaz Pérez