A mis tres madres

Mi historia empezó como no podía ser de otra forma, con mi madre.
Mi padre puso su granito de arena o de lo que fuera,
pero lo recibió mi madre.
Sé, porque me lo cuenta ella, que no me he perdido ni una procesión de San Arcadio, desde que en el año 1963, tuve el honor de ser uno de los primeros niños que desfiló ante Él (Yo en la barriga de mi madre).
Tengo una MADRE (ya tengo que empezar a dirigirme a ella en mayúsculas), que tiene todo el beneplácito de Dios, por lo buena que es, por lo que ha representado para mí y mis hermanos, por lo que ha significado y significa para mis primos y en general a mi familia al completo.

Quiero dedicarte estas palabritas, no a mi madre, sino a mis tres MADRES:
Mi primera MADRE era la que me parió,
la que se enamoró de Manolo Pérez, el pescaero
la que me hizo ver la luz del mundo
cuando ya mi hermana, la mayor y otro hermano
jugaban y revoloteaban por la calle Aguilar.
Detrás mía vino otros pescaero, el Chico,
del que tan sólo puedo decir
que fue un soplo divino que apareció por casa,
porque la bondad, sabiduría, y paciencia que tiene
estoy seguro que la heredó de mi padre.
Mi segunda MADRE ha sido increíble.
ha sido la madre consecuente, muy real a las circunstancias.
ha sufrido en sus carnes la enfermedad de mi PADRE,
ha solapado ella sola el padecer que tenía,
apegada a su Santo Rosario, ¡Hay que ver, MADRE!
Golpe tras golpe, sufrió y sufrió,
seguro que más de lo que hablan las escrituras,
porque sin razón y sin merecerlo,
perdió a su segundo pescaero, a su hijo Rafa,
y ella sigue rezando y mirando al cielo.
Me quedo con esta tercera MADRE,
la que se enorgullece de sus nietos,
la que cobija, arropa, quiere, siente, padece.
la que nos une a todos, la que en definitiva
NOS ENTERNECE. Gracias, Madre.


Arcadio Manuel Pérez Alcázar-Caballero