Hace algún tiempo que leí Memoria de un siglo (XIX), autobiografía de Antonio María García Blanco y a través suya me adentré en el siglo más apasionante y convulso que tiene la historia de España, desde mi punto de vista, porque nada más y nada menos redactamos, ocho ó nueve Constituciones.
García Blanco, para mí es un conductor que me pasea por ese siglo, dado que realmente su obra, al no ser hombre de letras, poca utilidad le he encontrado. Pero es indudable que se trata de uno de los hijos de Osuna con mayor relieve que hemos tenido y que hasta el momento no ha recibido el reconocimiento que merece.
Digo esto, porque para mejor honra y conocimiento de su obra, se podía organizar unas jornadas en donde ponentes autorizados, acercaran al pueblo a un mayor conocimiento de este personaje.
Al mismo tiempo se puede pensar en trasladar sus restos a la Universidad ó Casa de la Cultura, en donde su recuerdo quede de forma permanente.
Reposa en el cementerio de Osuna, no digo en estado indigno pero tampoco digno, como su persona, vida y obra demanda.
Reposa en el cementerio de Osuna, no digo en estado indigno pero tampoco digno, como su persona, vida y obra demanda.
Desde aquí invito a todo el pueblo de Osuna y especialmente a la fundación “GARCIA BLANCO” a promover el conocimiento de este sacerdote, hijo de Osuna, que nos deja a los 23 años para iniciar su vida pastoral en Valdelarco (Huelva) y, después de pasar gran parte de su vida en Madrid, regresa Osuna, convertido en la mayor autoridad en el conocimiento de la lengua hebrea.
Como no me gustan las apropiaciones indebidas y, menos en materia de ideas, diré que la alerta sobre este tema y la foto me llega de parte de amigos pespunteros, que de momento omito (no tengo su autorización) sus nombres. Pero sí aprovecho la ocasión para decirles que participen en este foro, porque todos ganaremos.
Albareda drei
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