
Esta fábrica, nos comenta Miguel, salvaron a Osuna de una hambruna terrible y era tradicional ver en su puerta a mujeres haciendo las tiras que después se convertían en capachos para los molinos de aceite.
Por ello, no podemos dejar derrumbar esta parte de la historia de Osuna e intentar que esos azulejos con el nombre de la fábrica desaparezcan.
Fotografía: Miguel Arregui