Con este artículo finaliza la tríada que comenzó el 8 de noviembre con un artículo titulado “Propuestas para un eje de desarrollo Écija- Osuna- Ronda” y que continuó el 28 del mismo mes con “Intervenciones (II)”.
Entiendo que todo lo ya expuesto en este medio acerca del Eje de desarrollo podría conllevar los siguientes efectos positivos:
1º) Un desarrollo más equilibrado de la región, potenciando esta comarca que con el otro eje, Montilla-Antequera, constituye el centro de Andalucía, con lo que la población tendente a emigrar a las zonas que lo vienen haciendo, tendría aquí sus posibilidades de trabajo, en sus propias raíces, con menor coste de ubicación al tener aquí sus hogares, sin el traslado a los que usualmente se constituyen en descontrolados barrios marginales.
2º) Las comunicaciones a mejorar serían más naturales y menos costosas que las interminables circunvalaciones y puentes necesarios para Sevilla y la costa. La comunicación con la costa sería otra alternativa a la única por Antequera, con lo que supone el riesgo de una sola. Un buen acceso desde la costa a estas ciudades históricas enriquecería las propias opciones turísticas.
3º) Tal vez, la más beneficiada de este proyecto sería Sevilla, contrarrestando lo que se ha convertido en verdaderos michelines, no sólo la congestión de la ciudad, sino también de su área metropolitana, en especial en lo que se viene llamando “el caos del Aljarafe”. Situación buscada y conseguida, a la que el profesor Clavero ya se refirió al afirmar que Sevilla, en cuanto capital de Andalucía, tenía que anteponer con generosidad los intereses de toda la región y que es una vergüenza que para ir de Cádiz a Huelva haya que pasar por Sevilla.
Por supuesto, no serán estos los únicos efectos positivos de este planteamiento, ni siquiera los mejores; pero sí me atrevo a afirmar que es tan interesante que lo será más en la medida en que se tarde en llevarlo a cabo, bien sea por iniciativas políticas o por movimientos y actuaciones sociales, bien por la firme y decidida actuación de un líder.
Eduardo Díaz Pérez
Entiendo que todo lo ya expuesto en este medio acerca del Eje de desarrollo podría conllevar los siguientes efectos positivos:
1º) Un desarrollo más equilibrado de la región, potenciando esta comarca que con el otro eje, Montilla-Antequera, constituye el centro de Andalucía, con lo que la población tendente a emigrar a las zonas que lo vienen haciendo, tendría aquí sus posibilidades de trabajo, en sus propias raíces, con menor coste de ubicación al tener aquí sus hogares, sin el traslado a los que usualmente se constituyen en descontrolados barrios marginales.
2º) Las comunicaciones a mejorar serían más naturales y menos costosas que las interminables circunvalaciones y puentes necesarios para Sevilla y la costa. La comunicación con la costa sería otra alternativa a la única por Antequera, con lo que supone el riesgo de una sola. Un buen acceso desde la costa a estas ciudades históricas enriquecería las propias opciones turísticas.
3º) Tal vez, la más beneficiada de este proyecto sería Sevilla, contrarrestando lo que se ha convertido en verdaderos michelines, no sólo la congestión de la ciudad, sino también de su área metropolitana, en especial en lo que se viene llamando “el caos del Aljarafe”. Situación buscada y conseguida, a la que el profesor Clavero ya se refirió al afirmar que Sevilla, en cuanto capital de Andalucía, tenía que anteponer con generosidad los intereses de toda la región y que es una vergüenza que para ir de Cádiz a Huelva haya que pasar por Sevilla.
Por supuesto, no serán estos los únicos efectos positivos de este planteamiento, ni siquiera los mejores; pero sí me atrevo a afirmar que es tan interesante que lo será más en la medida en que se tarde en llevarlo a cabo, bien sea por iniciativas políticas o por movimientos y actuaciones sociales, bien por la firme y decidida actuación de un líder.
Eduardo Díaz Pérez