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martes, 10 de junio de 2008

La Gomera y el Solano

Todas las poblaciones importantes tienen una montaña enigmática alrededor, así Tokio posee el Fujiyama como lugar sagrado de los japoneses, en Tenerife está el Teide, en Rio de Janeiro el Pao de Azúcar, en Barcelona el Tibidabo, etc. y en Osuna no hemos de ser menos y nos congratulamos de nuestra Gomera, antiguo volcán extinguido con dos bocas por donde en la época prehistórica salió la lava que formaron las rocas graníticas de sus laderas. En su base está Puertapalos, lugar ideal para haber establecido un centro etnográfico de vulcanología que hubiese atraído a turistas ávidos de conocer dicha ciencia, como ocurre con el Puy de Dôme del Macizo Central francés.

Casi todos los ursaonenses en nuestra juventud hemos alcanzado su cima que se eleva hasta los 820 metros de altitud donde se ubica un vértice geodésico. Desde allí fue donde el Chino, ese personaje popular de los años 60 que rayaba en la felicidad absoluta de ignorar hasta su propio nombre, se percató de que Osuna es mucho más grande que Sevilla ya que el término de la capital no incluye ni al Estadio Olímpico que pertenece a Santiponce.

Pero nuestra Gomera, está siendo transformada por el medianero que recibimos con los brazos abiertos cuando nos visita durante la feria de Mayo, el solano nuestro de cada día. Él ha sido el culpable de haberse construido un parque eólico en los Higuerones que nos dará una energía saludable a un precio muy elevado por haber perdido la magnífica vista de la Sierra Sur sevillana desde la Colegiata.

Ahora quieren hacer lo mismo con nuestra enigmática Gomera, aquel lugar lejano que cuando niños soñábamos con alcanzar algún día para poder ver toda la extensión de la campiña sevillana, incluso hay quién asegura haber divisado las cumbres de Sierra Nevada. Pero aquí es más fácil oponerse y organizar viajes de voluntarios para limpiar el chapapote de las costas gallegas que defender la destrucción de nuestro entorno.

En la Gomera ya han empezado haciendo una pista hasta la cumbre sin importar la destrucción de cualquier especie, eso sí, que a ningún agricultor se le ocurra arrancar en su propiedad una retama e incluso somos capaces de multar y encarcelar a un pastor por recolectar una planta de manzanilla de la montaña. Esperemos que por lo menos en verano estemos más fresquitos por la brisa que nos darán los ventiladores gigantes.

Salvemos nuestra Gomera y cuidemos de que continúe siendo en el futuro para todas las generaciones venideras, como lo ha sido para las anteriores, la montaña emblemática de la Villa Ducal de Osuna.


Carlos de la Puerta Lomelino
Fotografía: Alcaravanes.com