Dejamos atrás el mes de octubre, último mes antes de nuestro primer y soñado aniversario. Un mes en el que tras las vacaciones de verano y la superación del síndrome post-vacacional durante septiembre, todo vuelve a la normalidad.
Aún sin plenos ordinarios en nuestro Ayuntamiento, pero da igual, todo funciona o va viento en popa, ¿no? Al menos eso parece: inauguración del polígono “Las Vegas”, puesta en marcha del parque eólico “La nueva Gomera”, inauguración de Osuna Mission, la confirmación de la próxima existencia de cuatro salas de cine y de la deseada apertura del Centro Comercial “Los Pinos” de Osuna… sí esos que están en Las Turquillas, el famoso bosque de pinos de Las Turquillas, ¿no los conoces? Nosotros tampoco.
También, estos dos meses atrás, hemos recibido casi más visitas de políticos que de personas interesadas en nuestro turismo rural y monumental. Pero parece que han sido fructíferas, parece. Y lo más importante: han descubierto y conocido un pueblo que hace menos de un año parecía que no existía para la ‘Generalitat’ Andaluza un pueblo y que ahora, menos mal, han sabido apreciar. Más vale tarde que nunca… si la dicha es buena.
¡Y ya lo creemos si la dicha es buena!
Necesitamos recuperar nuestra esencia, aquella que nos hizo cabecera de una importante zona del gran Imperio Romano con la antigua Urso, aquella que gracias a los Condes de Ureña y también Duques de Osuna, consiguieron e intentaron asemejarnos en potencialidad a la capital hispalense, aunque nos dejasen esa forma de ser poco participativa y criticona -como algunos han descubierto y afirman actualmente-.
Y es que antes nos creíamos capaces de todo, pero ahora existe un cierto halo de pesimismo que no nos sirve para salir del hoyo de la historia, quizás porque hemos tenido una historia tan grandiosa que pocos serán capaces de igualar y mantener, lo difícil no es conseguir algo, sino mantener ese logro impoluto; hay pocos pueblos que puedan presumir de haber tenido una moneda propia, un símbolo identificativo, propagandístico y económico con todo lo que ello conlleva.
Nuestra moneda de hoy deben ser nuestras ganas, ambición, orgullo, optimismo y apoyo. Tenemos que ser un gran equipo en el que todos juntos consigamos llevar a Osuna a su sitio con esta nuestra moneda. Una moneda que sirva de intercambio y que su valor esté al alza constantemente, con la que podamos competir sin temor ni complejos contra el que sea.
Si nuestra forma de ser cambiase un poco, otro gallo cantaría. Empecemos por probar, empecemos por creérnoslo y por pregonar a los cuatro vientos qué es Osuna y quiénes somos los ursaonenses. “El primer paso para que nos amen es que nos queramos a nosotros mismos”. Vamos a hacer uso de esta frase y empecemos por amarnos, por querer a Osuna y llegaremos a ser grandes.
Claro está que nuestros políticos también tienen que creérselo y también tienen que amar a Osuna como nuestro pueblo se merece, ya nos consta que están empezando a poner en práctica este amor platónico y que en poco tiempo se irá notando, pero hay que colaborar y apoyar todo lo que se organice desde el Consistorio y desde la iniciativa privada.
Si todo funcionara así otro gallo cantaría.
Aún sin plenos ordinarios en nuestro Ayuntamiento, pero da igual, todo funciona o va viento en popa, ¿no? Al menos eso parece: inauguración del polígono “Las Vegas”, puesta en marcha del parque eólico “La nueva Gomera”, inauguración de Osuna Mission, la confirmación de la próxima existencia de cuatro salas de cine y de la deseada apertura del Centro Comercial “Los Pinos” de Osuna… sí esos que están en Las Turquillas, el famoso bosque de pinos de Las Turquillas, ¿no los conoces? Nosotros tampoco.
También, estos dos meses atrás, hemos recibido casi más visitas de políticos que de personas interesadas en nuestro turismo rural y monumental. Pero parece que han sido fructíferas, parece. Y lo más importante: han descubierto y conocido un pueblo que hace menos de un año parecía que no existía para la ‘Generalitat’ Andaluza un pueblo y que ahora, menos mal, han sabido apreciar. Más vale tarde que nunca… si la dicha es buena.
¡Y ya lo creemos si la dicha es buena!
Necesitamos recuperar nuestra esencia, aquella que nos hizo cabecera de una importante zona del gran Imperio Romano con la antigua Urso, aquella que gracias a los Condes de Ureña y también Duques de Osuna, consiguieron e intentaron asemejarnos en potencialidad a la capital hispalense, aunque nos dejasen esa forma de ser poco participativa y criticona -como algunos han descubierto y afirman actualmente-.
Y es que antes nos creíamos capaces de todo, pero ahora existe un cierto halo de pesimismo que no nos sirve para salir del hoyo de la historia, quizás porque hemos tenido una historia tan grandiosa que pocos serán capaces de igualar y mantener, lo difícil no es conseguir algo, sino mantener ese logro impoluto; hay pocos pueblos que puedan presumir de haber tenido una moneda propia, un símbolo identificativo, propagandístico y económico con todo lo que ello conlleva.
Nuestra moneda de hoy deben ser nuestras ganas, ambición, orgullo, optimismo y apoyo. Tenemos que ser un gran equipo en el que todos juntos consigamos llevar a Osuna a su sitio con esta nuestra moneda. Una moneda que sirva de intercambio y que su valor esté al alza constantemente, con la que podamos competir sin temor ni complejos contra el que sea.
Si nuestra forma de ser cambiase un poco, otro gallo cantaría. Empecemos por probar, empecemos por creérnoslo y por pregonar a los cuatro vientos qué es Osuna y quiénes somos los ursaonenses. “El primer paso para que nos amen es que nos queramos a nosotros mismos”. Vamos a hacer uso de esta frase y empecemos por amarnos, por querer a Osuna y llegaremos a ser grandes.
Claro está que nuestros políticos también tienen que creérselo y también tienen que amar a Osuna como nuestro pueblo se merece, ya nos consta que están empezando a poner en práctica este amor platónico y que en poco tiempo se irá notando, pero hay que colaborar y apoyar todo lo que se organice desde el Consistorio y desde la iniciativa privada.
Si todo funcionara así otro gallo cantaría.